Una película con diálogos en tres idiomas, trama intensa, y un elenco sólido
Esmeralda Pimentel y Andrea Arcangeli. Foto cortesía |
La trama comienza con Ugo Conti (Andrea Arcangeli) un conde que vive con lujos y viajando por el mundo. Durante un paseo en yate con su pareja Liz Avrell (Katie Barberi), Ugo se cruza con Teresa (Karol Sevilla) que esta en su respectivo yate echando la fiesta con sus amigas. Teresa es hija de Alonso Rondia (Miguel Rodarte) un político corrupto y perseverante de Oaxaca que busca el apadrinamiento administrativo del presidente de la república (Alberto Estrella). Teresa impresionada con el conde lo invita a una fiesta que su familia tendrá esa noche y éste al ver la oportunidad accede. La narrativa no lineal arranca cuando durante la fiesta, Ugo ve a Frida Becker (Esmeralda Pimentel) quien forma parte de su pasado en Nápoles. Ugo en realidad es Amadeo Pádula, el hijo de una prostituta y Frida, -también con otro nombre-, conoció a Amadeo en Nápoles en su intento ilegal y literal de abrir otros horizontes.
Alonso y su esposa Alicia (Yuridia Del Valle) quedan fascinados con el conde, su piel clara, y su acento, obviamente también viendo ventaja tanto social como política. Conti dejando atrás a una muy enojada y despechada Liz, enamora a Teresa y al mismo tiempo se deja embaucar en todo el merequetengue político. Amadeo no trabajó solo. Con el objetivo de lograr un engaño mayor y con tintes sentimentales, Amadeo -muy a la italiana- es apadrinado por Francesco de Astis (Maurizio Lombardi) fungiendo como su mecenas.
El director Edgar San Juan preparando una escena. Foto cortesía |
Frida le advierte a Ugo/Amadeo que los políticos mexicanos son mucho más peligrosos que la mafia italiana y que lo van a exprimir como limón en tanto sirva a sus intereses. El joven italiano ya enfermo con el aparente poder e influencias se sigue de largo con las mentiras y se da un efecto dominó tipo puente en llamas que claro, lo alcanza.
La película está muy bien hecha y el vaivén entre los tiempos o décadas, no es confuso, al contrario, le agrega intensidad a la trama. Los diálogos son en español, italiano, e inglés y eso es espectacular; pues como dice Diego Luna "las películas hay que verlas en su idioma original", entonces, el estar atento para captar todas las palabras ya sea de oído o con la ayuda de los subtítulos, devuelve un poco ese disfrute que viene del enfoque cada vez más ausente con los celulares. Las actuaciones van de la mano, se ve el cuidado en la dirección por parte de Edgar San Juan que también aprecié en algunas escenas de cama que brindaron un guiño al buen gusto al dejar ver ciertas partes y dejando el resto a la imaginación. No sé si sea el debut en cine mexicano de Andrea Arcangeli. Su interpretación de lo que en el fondo es un muchacho perdido y sin guía, es auténtica y a la vez tierna. Esmeralda Pimentel también fuerte y sus diálogos en italiano de igual manera, sólidos. Tampoco sé si la actriz habla el idioma o simplemente se preparó para este filme, pero el resultado en pantalla fue atinado. Karol Sevilla es simpática y su personaje le da equilibrio a todo lo pesado que sucede alrededor de ella y de la trama.
Andrea Arcangeli, Karol Sevilla, y Miguel Rodarte. Foto cortesía |
No encontré los nombres de las actrices que interpretan a dos prostitutas: la mamá de Amadeo y la colega. Ahí si me hacen el favor en los comentarios estaría bien.
Para poder hacer la reseña redonda de este cosmos, necesito leer la novela. Cuando lo haga, volveré por acá, pero por lo pronto, Casi el Paraíso en su versión cinematográfica es choncha con momentos de comedia, ansiedad, y hasta empatía. Muestra también un retrato fiel del malinchismo, la influencia de los canales sociales al igual que sus repercusiones, y aspectos de la política mexicana. Este proyecto tomó diez años para lograrse y es prueba de que lo bueno, toma su tiempo.
Casi el Paraíso estará en cartelera en los cines de la república mexicana a partir de este jueves 12 de septiembre.
Te dejamos la mini entrevista que tuvimos con Edgar San Juan quien también nos compartió su Otro Cero.
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